Diario n°1
Bogotá. 2020
Carta a la Empatía.
Querida
señora Empatía,
Por estos días he notado con melancolía, mi respetada señora,
que usted anda muy ausente. O tal vez va y viene, pero de una manera tan inestable
que percibirla yo casi no puedo, usted, que con su hermosa participación
afectiva nos podría iluminar en esta emergencia sanitaria, se me torna tan
lejana que hasta me cuesta pensar. Por acá todo anda nublado desde hace un
tiempo. Sin embargo, llega a mí la bella reminiscencia de su luz en días
pasados, una de la más preciadas el día ocho de marzo del 2020, en donde no me sentí
sola, su amor, querida señora; si que me abrazo ese día. Pero le cuento, que el
machismo no tiene cuarentena, nos abruma y ahoga. Bien lo dijo la canción de vivir quintana "a cada minuto de cada semana nos roban amigas, nos matan hermanas". También le cuento. Que, gracias
a un gobierno paupérrimo, muchos sufren inimaginables necesidades y la
pluralidad de conflictos no tiene escenario en el pensamiento de muchos, la
comodidad se toma de la mano con la critica y se van a dar un paseo virtual de
reproches, el incumplimiento de la cuarentena de aquellos ciudadanos que viven
del día a día tiene como respuesta la represión policial, que aunque no
sorprende si duele, el sentimiento de impotencia, mi querida señora, es el que
ilumina mis días. Tener en la mente y como dirían las tan preciadas abuelas;
atravesados en el corazón, a mis compañeros de aula que hoy se debaten entre las
necesidades básicas de supervivencia y la educación, que parece hoy, más un
tema de privilegio que de derecho fundamental. Señora Empatía. Tal vez, la ansiedad nos este
ganando esta batalla, pero la seguimos esperando a usted con los brazos
abiertos, cada cual esta lidiando y tejiendo su vida lo mejor que puede. No se
honestamente si esto es un relato mal escrito ni por qué me tiemblan las manos,
si es una súplica, un desahogo o una oración; al cielo o al suelo. Realmente no
importa. Pero sea lo que sea, ojalá nos permita reflexionar, nos permita
perdonarnos y amarnos, nos enseñe a escribir mejor y a no tener miedo, que nos
permita principalmente invocarla a usted, con cualquier conjuro o hechizo, para
que por estos días entendamos más y nos nublemos menos.
Con amor,
Camila.
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